lunes, 28 de junio de 2010

Heisenberg y el Tao

Superados los 25 (todavía duele,...aunque el té ayuda a pasarlos ;)) he decidido que ya está bien de entradas sin sentido tratando temas estúpidos, así que hoy os brindaré una sobre física teórica, filosofía oriental, psicología y...bueno, sin sentido alguno, claro, pero tanto no se puede cambiar, ¿no? =)

Conocí a Raymond Smullyan aproximadamente a los 10 años, cuando cayó en mis manos un libro titulado ¿Cómo se llama este libro?, compendio de dificultad creciente de enigmas y problemas de lógica. Evidentemente, nunca he sido un niño prodigio, así que no pasé del primer capítulo hasta unos cuatro años más tarde, cuando dejé atrás los acertijos y me adentré en el mundo de la lógica, sin aparente vuelta atrás. Devoré aquel libro sin título con marcos referenciales sacados de Alicia en el país de las maravillas y El Mercader de Venecia, así que para saciar mi apetito compré otros dos libros de Smullyan, con más lógica que acertijos y aunque la cosa empezó bien, poco a poco, como me ha ido sucediendo con multitud de cosas a lo largo de mi vida, lo fui dejando (generalmente, este fenómeno se da en base a dos circunstancias excluyentes sobre la materia en concreto: a) la domino, b) no la domino). Sin embargo, tal vez por estar en plena adolescencia, quedó un poso en mi interior y desarrollé un pensamiento lógico excesivo, hasta llevarme a querer conocer todos los detalles, comprenderlo todo para simplificar y así hallar una única solución en problemas que, a veces, ni la tenían..

Casi diez años después, he conseguido experimentar una suerte de incertidumbre y, si bien la primera vez no me gustó el resultado, he conseguido irla aceptando en mi vida y disfrutar de la misma. Curiosamente, entre todos los catalizadores que han impulsado la aparición de ésta, aunque no el más importante, se encuentra un libro de Smullyan, completamente distinto a los anteriores y cuya existencia desconocía hasta hace apenas un mes: Silencioso Tao. En éste, Smullyan - considerado como un nuevo Lewis Carroll, esperemos que sólo por la parte buena- nos introduce en el mundo del Tao: la primera vez que me topé con los escritos taoístas, escribe en el prefacio, me embargó una dicha infinita. [...] Tuve la sensación de estar leyendo los pensamientos que había tenido toda mi vida. Para mí el taoísmo significa un estado de serenidad interior. Creo que tendría unos 15 o 16 años cuando compré, por pura intuición, ya que no había leído/oído sobre éste, una edición de bolsillo del Tao Te King, y si bien no encontré , como Smullyan, mis pensamientos reflejados en sus páginas, si que me cautivó y alcancé cierto estado de serenidad al leer versos que no comprendía en absoluto, y en esto radicaba precisamente parte de su encanto. Incertidumbre

Apenas llevo 15 capítulos de un total de 47 del libro, en los que Smullyan se encarga de aclarar el concepto de Tao, pero también me está cautivando. Si fuera enólogo diría que es como un buen vino, hay que leerlo despacio, volver a leerlo y reflexionar sobre lo que dice, sin caer en la tentación de encontrar una solución o sentido único, porque no lo tiene, y eso ahorra un montón de problemas. En el capítulo 8 (El Tao no tiene nombre), se dice que el Tao es innominable, puesto que cambia en el proceso de nombrarlo, una especie de Principio de Incertidumbre de Heisenberg aplicado al pensamiento oriental. Para quienes no estén familiarizados con este último, Heisenberg venía a decir que no se puede determinar simultáneamente y con cierta precisión, dos parámetros como la posición y la cantidad de movimiento de una partícula...vamos, que no puedes comprobar al mismo tiempo el GPS y el velocímetro de tu coche. Todos estos años había dejado a Heisenberg fuera de mi mente, como si de una reunión de física clásica (a.k.a. Club No-Heinserbergs) se tratara, y sin embargo, la incorporación del bueno de Werner conllevó la creación de la mecánica cuántica, y del desarrollo de la física tal y como la...bueno, tal y como la desconocemos hasta ahora (al menos hasta que el CERN se avenga a darnos alguna pista).

Iba a escribir algo más sobre una idea que tuve hace unas semanas un principio-paradoja combinado Heisenberg-Schrödinger pero me parece un tanto friki así que lo dejaremos para más adelante (junto con hablar de Twitter, The Pacific y dar paso a Matt Damon). Así pues, si pudiera resumir toda este gran smoothie de mis pensamientos en una única frase, sería la siguiente: asumir la incertidumbre es lo que nos otorga la libertad para tomar decisiones y ser dueños de nuestras vidas; en muchas ocasiones buscar un significado o poner un nombre a algo, si no lo arruina, cuanto menos es una pérdida de tiempo, tiempo que podríamos haber dedicado a disfrutar de ese algo.

Tal vez no llegue a ser un pensamiento profundo, siquiera cursi, simplemente es en lo que estoy empezando a creer =)

Escuchando: Manic Street Preachers - Know Your Enemy